CRÓNICA
Por: Juan Antonio González
12 JUN 2009
Insultos de ida y vuelta
Cerritenses dijeron de todo a los diputados en sesión; Juan Ostiguín contestó con un gesto obsceno.
Cerritenses dijeron de todo a los diputados en sesión; Juan Ostiguín contestó con un gesto obsceno.
Ofendido, el panista de regresó a su curul, dirigió la mirada hacia donde había provenido el piropo, se llevó la mano a la entrepierna y respondió con un gesto obsceno.
Fue hasta que la diputada Guadalupe Almaguer le reclamó la falta de respeto a la audiencia de decenas de manifestantes que llegaron desde Cerritos, que el panista pidió una disculpa.
Sabrá Dios porqué le dijeron violín, pero al diputado no le gustó nada. Tampoco le gustó una manta de los cerritenses en la que se leía “diputados violines”. Tal vez algo le habrían de conocer, pues Cerritos es cabecera del distrito que el diputado representa.
Izaguirre Ostiguín pidió la palabra y por si las moscas, el presidente de la mesa directiva, Ramiro Galero solicitó a la audiencia que respetaran al diputado. Ya lo habían maltratado mucho con burlas
e indirectas.
Con su clásico atuendo de cowboy del altiplano, el panista subió a la tribuna y con voz pausada dijo “muy buenas tardes, con el permiso de la presidencia, quiero, antes que otra cosa, que la interpretación que se ha hecho de un movimiento de mi persona, pido una disculpa a quien así lo haya sentido”.
El movimiento al que se refería y que a su decir fue motivo de una mala interpretación, no fue un corte de manga, tampoco el dedo índice hacia arriba. No, fue su movimiento hacia la pierna como diciendo “aquí, mis güevos”.
Aparentando serenidad, prosiguió: “a lo mejor a alguien le cayó en ese sentido por haber puesto las manos de un momento especial, con todo respeto al pueblo de Cerritos, a todos y cada uno de ustedes, yo como representante de este distrito, quiero decirles que así como me dirijo con respeto a ustedes, yo creo que también tengo el derecho a recibir
el mismo”.
En clara alusión a la demanda que enfrenta por violación, dijo que merece respeto para sus “asuntos personales que nada tienen que ver con la vida administrativa o el desempeño de las autoridades locales.”
El panista hizo uso de la tribuna, acicateado por la diputada Guadalupe Almaguer quien, también desde esa tribuna, le reclamó el dirigirse de manera obscena hacia la gente de Cerritos. “Esa es una falta de respeto no sólo a la gente sino también a los demás diputados y al Congreso del Estado”.
Luego, en entrevista, Almaguer contó lo que vio: “Cuando (Izaguirre) va a dejar el voto sobre el tema de la Comisión de Educación, hace una seña obscena hacia el público y lo hace tres veces, señalando una parte de su cuerpo y retando a la asamblea y ahora llega y dice discúlpenme, ¿de qué se trata?”.
De la mesura, Izaguirre pasó a la bravuconada como sintiéndose víctima de acusaciones falsas, como esa de que es violín. “He estado esperando que se demuestre y no me escudo en el fuero para ser o hacer, al contrario, lo agradezco porque tengo que sacar un trabajo legislativo aunque me cueste ese tipo de cuestionamiento”.
Y luego retó: “Si alguien aquí se ostenta con la posibilidad de demostrarme esas acusaciones hay un lugar donde hacerlo”.
Al insistir a los manifestantes de Cerritos que lo traten con respeto, al diputado le respondieron con burlas. “Yo ya estoy cansada que vengan las manifestaciones de los municipios y hagan cualquier tipo de enjuiciamiento sobre dos o tres diputados y la llevamos todos, yo no estoy de acuerdo con eso”.
Almaguer consideró que disculparse después de hacer señas obscenas “no me parece nada digno, me faltó al respeto, me retó diciéndome desde la directiva ¡que quieres, aquí estoy¡”. Eso, completo la diputada, “me parece una actitud cobarde”.
Los manifestantes llegaron desde temprano en camiones y vehículos oficiales del ayuntamiento de Cerritos.
Iban a apoyar al alcalde Salvador Martínez Sifuentes quien está en vías de ser desaforado para que le inicien juicio de responsabilidades. Por eso fueron a manifestarse, para defenderlo, aunque a ciencia cierta no todos iban voluntariamente. Como suele ocurrir no faltaron las tortas ni los funcionarios municipales que dejaron en el abandono su trabajo para defender a su edil.
Entraron con mantas y a gritos llamaron a los diputados burros. Fue necesario que les leyeran en distintas ocasiones el reglamento interno de sesiones para que le bajaran a sus imprecaciones.
La cosa no fue más allá, el tema del alcalde ni siquiera estaba agendado. Les explicaron que no es nada personal contra el edil, simplemente se está procediendo conforme
a derecho.
Al término de la sesión, en la memoria quedó la imagen obscena de un Juan Izaguirre que a la diputada Almaguer Pardo le hizo recordar “la roqueseñal”, aquella con la que el priista Humberto Roque Villanueva festejó hace unos lustros que los mexicanos pagaríamos más IVA.
Mientras la diputada abandonaba el pleno, los cerritenses la felicitaban, le apapachaban con saludos y abrazos. “Está claro, el diputado Izaguirre también salió maricón”, se comentaban como para bajar el telón de la función de ayer en el honorable, pero muy, muy honorable Congreso del Estado.
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